curioso, muy curioso...

Curioso resultan las relaciones humanas, como curioso es así también el producto de las mismas: hijos, deudas, trabajo y una que otra afición a algún deporte.

De lo que no quiero hablar hoy, pues lo voy a escribir, es del extraño juego que supone interactuar con una persona buscando algo más que ser amigo/a, de lo complejo de la estrategia que debe ser lanzada cuando se sabe que el miocardio late un poco más aprisa, que no es por una señal de un posible infarto, o no al menos producto de grasas saturadas.

Ya lo decía el principito: “yo sólo aprendí a querer a mi flor, cuando ya no estuve cerca de ella”. Espero que esta no sea la lógica le toca enfrentar a quien no escribe, ya que de hacerlo quedará perdido pues, la tendrá que seguir viendo todos los días que restan del año. Y yo sigo sin saber que diantre son las paradojas y eso que no cambié de personalidad ni nombre. Mientras un gran tema de Roberto Carlos para su disfrute.


0 comentarios: